El leproso
es en Mc el prototipo del marginado. Pero es el marginado que cree que su
marginación está justificada, pues piensa que las normas establecidas por la Ley
judía son justas. Su angustia nace de sentirse excluido del reinado de Dios proclamado
por Jesús.
Al
tocarlo, violando la Ley, Jesús le muestra la invalidez de las normas legales; con
ella, la falta de fundamento para la marginación. La curación que sigue, contraria
a las previsiones de la Ley, confirma que Dios no discrimina entre los hombres.
Existe, pues, una demostración de la invalidez de la Ley (corrección de un
error) y una infusión de vida (la curación), que es la prueba del error.
Por la
nueva realidad que experimenta, el leproso no puede contener su alegría y proclama
él mismo el mensaje contenido en la acción de Jesús: Dios no acepta la marginación
de los hombres ante su Reino. Ha sido también la experiencia de vida la que lo
ha llevado a discernir la verdad de Jesús en contra de la falsa verdad propuesta
por la Ley.
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